El próximo miércoles, 21 de Septiembre, se celebra el Día mundial del Alzheimer. ¿En qué momento nos encontramos? ¿Podemos ser optimistas de cara al futuro? Con este post he querido contestar a estas preguntas.
La DEMENCIA es un enfermedad neurodegenerativa que conlleva el deterioro de las funciones cognitivas y el comportamiento. Estos cambios neurológicos afectan a la autonomía personal haciendo que la persona se vuelva cada vez más dependiente.
Dentro de las demencias, la más frecuente, hasta en un 70% de los casos, es debida a la ENFERMEDAD DE ALZHEIMER. Su nombre se debe al Psiquiatra alemán d finales del S. XIX, Dr. Alois Alzheimer, quién, en 1906, describió el primer caso de un enfermedad degenerativa progresiva que afectaba al córtex cerebral deteriorando la memoria y todas las funciones intelectuales. Fue Kraepelin, psiquiatra, quién dió a esa nueva enfermedad el nombre de Alzheimer en reconocimiento a su descubridor
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Aún de CAUSA desconocida, sabemos que los cambios bioquímicos cerebrales empiezan décadas antes de manifestar los primeros síntomas cognitivos. Olvidos, dificultades para encontrar palabras, desorientación en rutas, o cambios conductuales como irritabilidad o desinterés en aficiones, suelen ser los más habituales. La mayoría de casos son esporádicos, sólo un 1% de casos sigue una herencia autosómica dominante, es decir, ser portador de un alteración en el gen de la proteína precursora del amiloide (APP) o en los genes de las presenilinas 1 y 2, implica desarrollar la enfermedad.
El DIAGNÓSTICO de la enfermedad ha ido evolucionando desde su diagnóstico clínico confirmado definitivamente tras la muerte del enfermo, al diagnóstico clínico-biológico en fases iniciales/leves o incluso preclínicas gracias a la combinación de datos cognitivos y biológicos (biomarcadores). Actualmente, los biomarcadores aprobados para su diagnóstico son las anomalías de dos proteinas en el líquido cefaloraquídeo (LCR), la β-amiloide (Aβ-42) y la tau (tau y p-tau), y las pruebas de neuroimagen estructural o funcional. El diagnóstico en fases preclínicas, antes de presentación de síntomas, sólo se recomienda en investigación o en casos con una alta historia de antecedentes familiares.
Algunos FACTORES QUE PREDISPONEN a la enfermedad y no se pueden modificar son la edad (a mayor edad, mayor riesgo), la genética (ser portador de uno o dos alelos E4 en el gen de la apolipoptroteina ApoE) o el sexo (las mujeres tienen el doble de probabilidad de tenerla).
Los FACTORES QUE PROTEGEN del deterioro cerebral y modificables son: la ausencia o buen control de factores de riesgo vascular (FRCV), los buenos hábitos de vida, el nivel de estudios y mantenerse mental y físicamente activo.
¿PODEMOS SER OPTIMISTAS ANTE LA ENFERMEDAD? Creemos que sí. Por un lado, la creciente inversión en investigación tanto en las causas como en los tratamientos está dando sus frutos con nuevas hipótesis biológicas, un aumento del diagnóstico en fases iniciales, y una mayor implicación de la población en los tratamientos y factores protectores. Y, por otro lado, a pesar de que a nivel mundial, la prevalencia de la enfermedad está aumentando por un aumento en la esperanza de vida en los países en vías de desarrollo y una mayor detección de la enfermedad, estudios epidemiológicos están observando que, en aquellos países con un mayor nivel de escolarización de la población y control de los FCRV, la incidencia está disminuyendo.
Espero te haya resultado interesante.
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