Este post me lo ha inspirado la naturaleza. Tal cual. Con la llegada de la primavera, el cuerpo, los sentidos, la mente, nos piden estar más tiempo al aire libre, rodeados de verde y azul, que en el interior de las casas o lugares de trabajo.
No es nada novedoso ni descubro nada diciendo que la naturaleza es inspiradora y relajante. El tiempo que pasamos en ella mejora la salud física y mental. No es de extrañar pues, que, años atrás, los hospitales tuvieran jardines o se ubicaran en entornos rodeados de vegetación como parte del proceso terapéutico. Pero, buscando bibliografía de cuánto y cómo nos influye he encontrado algunas informaciones interesantes:
- Dentro de los procesos cognitivos más estudiados en relación al contacto con la naturaleza es la atención. Stephen Kaplan, del departamento de Psicología de la Universidad de Michigan (EEUU), propuso en 1995 la “Teoría de la restauración de la atención” (Attention restoration theory, ART). Kaplan retoma la propuesta de William James (1892) de diferenciar dos tipos de atención: una voluntaria y otra involuntaria. Según Kaplan, la voluntaria o dirigida es la que requiere un esfuerzo consciente para focalizar los recursos cognitivos en una acción, pensamiento, acción o estímulo e ignorar lo no necesario o irrelevante siendo susceptible a la fatiga, y la involuntaria o fascinación sería aquella que no requiere esfuerzo, y permite al sistema atencional descansar y recuperarse. Según su teoría, hay entornos que por sus características son restitutivos/reparadores de la atención o fatiga mental y otros, no reparadores.
- Un entorno restaurador sería aquel que, por sus características, facilita la atención involuntaria o fascinación y, de esa manera, permite a la dirigida, descansar y recuperarse. La naturaleza sería un entorno reparador a diferencia de los urbanos que serían no restauradores (pensemos la cantidad de estímulos a los que hay que atender paseando por la ciudad).
- Estudios hechos con niños con trastornos con déficit de atención y con voluntarios sometidos a tareas atencionales parecen apoyar la ART de Kaplan. Realizar paseos o actividades en la naturaleza, mejora el rendimiento atencional, en unos y otros, por disminuir la fatiga mental. Dicho de otra manera, la atención involuntaria permite a la dirigida descansar y repararse.
- Si no tenemos un entorno verde cerca, ¿qué podemos hacer para beneficiarnos del efecto reparador de la naturaleza? Algunos estudios han demostrado que beneficia tanto un entorno real como la visualización de fotografías de paisajes pero parece obvio que será más placentero verlo y sentirlo en vivo.
- Y, para acabar, ¿nos beneficia más un entorno verde (árboles, hierba, vegetación en general), o azul (mar, cielo, lagos)? Parece que los entornos verdes son más beneficiosos/reparadores que “los azules”.
Tras todo lo expuesto, parece claro que, para relajarnos de la fatiga mental diaria, habrá que recomendar y recomendarnos un paseo diario, de al menos 20 minutos, por cualquier jardín, parque o entorno natural que tengamos disponible y disfrutar de los beneficios en el estado físico y mental que nos aporta el contacto con la naturaleza.